Cáncer de Tiroides

El cáncer de tiroides es el cáncer endocrinológico más frecuente; sin embargo, es raro en comparación con otros cánceres. Aunque el diagnóstico de cáncer suele ser aterrador, el pronóstico para los pacientes con cáncer de tiroides es usualmente excelente. Primero, la mayoría de los cánceres de tiroides son fácilmente curables con cirugía. Segundo, el cáncer de tiroides rara vez produce dolor o incapacidad. Tercero, existe un tratamiento efectivo y fácil de tolerar para las formas más comunes de cáncer de tiroides.

 

Síntomas

El signo principal del cáncer de tiroides es un bulto (nódulo) en la tiroides, y la mayoría de los cánceres no producen ningún síntoma. En cambio, su médico puede descubrir el nódulo durante un examen físico de rutina o usted puede notar un bulto en el cuello al mirarse en un espejo. Algunos pacientes con cáncer de tiroides se pueden quejar de dolor en el cuello, la mandíbula o el oído. Si el cáncer es lo suficientemente grande, puede causar dificultad al tragar, o causar un “cosquilleo en la garganta”, o dificultad para respirar si está presionando el tubo respiratorio. Rara vez, puede producir ronquera si el cáncer afecta al nervio recurrente.

 

Causas

El cáncer de tiroides es más común en personas con historia de exposición de la glándula tiroides a la radiación, con una historia familiar de cáncer de tiroides y en personas mayores de 40 años. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes, no conocemos la razón específica por la cual desarrollan cáncer de tiroides. La exposición de la tiroides a la radiación puede causar cáncer de tiroides en pacientes susceptibles, especialmente si la exposición ocurrió durante la infancia. Hace muchos años (en los años 1940s y 1950s), la exposición a la radiación incluía tratamientos con rayos X para el acné, inflamación de las amígdalas, adenoides, nódulos linfáticos o agrandamiento de la glándula timo. Los rayos X también se utilizaban para medir el tamaño de los pies en las tiendas de calzado. Actualmente, la exposición a los rayos X, generalmente está limitada al tratamiento de otros cánceres más serios, como la enfermedad de Hodgkin (cáncer de nódulos linfáticos). La exposición a los rayos X de rutina (p. Ej.: rayos X dentales, radiografías de tórax y mamografías) no causa cáncer de tiroides.

 

Diagnóstico

El diagnóstico del cáncer de tiroides se hace en base a una punción aspiración con aguja fina (PAAF) de un nódulo tiroideo o después que el nódulo es removido durante la cirugía (Véase Nódulo tiroideo). Aunque los nódulos tiroideos son muy comunes, menos de 1 en cada 10 contiene un cáncer de tiroides.

 

¿Cuáles son los tipos de cáncer de tiroides?

   Cáncer papilar de tiroides: El cáncer papilar de tiroides es el tipo más común, constituyendo aproximadamente el 70% al 80% de todos los cánceres de tiroides. El cáncer papilar de tiroides puede ocurrir a cualquier edad. El cáncer papilar tiende a crecer lentamente y puede extenderse primeramente a los ganglios linfáticos del cuello.

   Cáncer folicular de tiroides: El cáncer folicular de tiroides, que constituye aproximadamente del 10% al 15% de todos los cánceres de tiroides, tiene la tendencia a ocurrir en pacientes algo mayores que en el cáncer papilar. Como en el cáncer papilar, el cáncer folicular puede crecer primero en los ganglios linfáticos del cuello. El cáncer folicular tiene la tendencia a crecer, con más frecuencia que el cáncer papilar, en los vasos sanguíneos y desde ahí extenderse a áreas distantes, particularmente los pulmones y los huesos.

   Cáncer medular de tiroides: El cáncer medular de tiroides, responsable de el 5% al 10% de todos los cánceres de tiroides, suele ocurrir en familias y estar asociado con otros problemas endocrinológicos. De hecho, el cáncer medular de tiroides es el único cáncer de tiroides que puede ser diagnosticado por pruebas genéticas de las células sanguíneas. En los familiares de una persona afectada, una prueba positiva del protooncogen RET puede conducir al diagnóstico temprano de cáncer medular de tiroides y en consecuencia a cirugía que resultará en su curación.

   Cáncer anaplásico de tiroides: El cáncer anaplásico de tiroides es el cáncer de tiroides más agresivo y el que tiene menores probabilidades de responder al tratamiento. Afortunadamente, el cáncer anaplásico de tiroides es raro y se encuentra en menos del 5% de los pacientes con cáncer de tiroides.

 

Tratamiento

El tratamiento primario de todas las formas de cáncer de tiroides es la cirugía. Generalmente se recomienda extirpar toda la glándula (tiroidectomía total), o la mayor cantidad de tejido tiroideo que puedan extraer de una manera segura. Cuando el paciente presenta metástasis en los ganglios linfáticos es necesario la extirpación de los mismos (linfadenectomía cervical). Después de la cirugía los pacientes necesitan tomar hormona tiroidea de por vida. Con frecuencia, el cáncer de tiroides se cura con la cirugía, si el cáncer es pequeño.

Terapia con yodo radiactivo

Una de las principales razones por las cuales los pacientes con cáncer papilar y folicular de tiroides tienen generalmente un pronóstico excelente, es que el yodo radiactivo puede ser utilizado para buscar y destruir las células tiroideas cancerosas con mínimo o ningún daño a los otros tejidos del cuerpo. Las células tiroideas normalmente concentran el yodo de la sangre para usarlo en la producción de las hormonas tiroideas. En contraste, las células cancerosas de la tiroides captan sólo una pequeña cantidad de yodo. Sin embargo, los altos niveles circulantes de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) pueden estimular a las células cancerosas de la tiroides para que capten cantidades significativas de yodo.

Si su doctor recomienda tratamiento con yodo radiactivo, su cuerpo producirá altos niveles de TSH, al desarrollar usted hipotiroidismo por un corto tiempo, ya sea al no comenzar con las tabletas de hormona tiroidea después de extirpar la tiroides con la cirugía, o al descontinuar las tabletas si ya usted estaba tomando esa medicación. A veces, para minimizar los síntomas de hipotiroidismo, es posible que su médico le recete (T3) para que lo tome mientras se está volviendo hipotiroideo. Es posible que también su médico le recomiende una dieta baja en yodo antes del tratamiento para aumentar la efectividad del tratamiento con yodo radiactivo. Una vez que el nivel de TSH está lo suficientemente alto, se hará una γ-grafía del cuerpo entero administrando una pequeña dosis de yodo radiactivo para determinar si existen células tiroideas que necesiten ser destruidas. Si la γ-grafía del cuerpo demuestra suficientes células, se administrará una dosis alta de yodo radiactivo (I131), y luego se reiniciarán los comprimidos de hormona tiroidea. El tratamiento con yodo radiactivo es seguro y es bien tolerado y ha curado, incluso, casos de cáncer de tiroides que ya se habían extendido a los pulmones.

¿Qué tipo de seguimiento necesitan los pacientes con cáncer de tiroides?

Los exámenes de seguimiento periódico son esenciales para todos los pacientes con cáncer de tiroides porque este cáncer puede recurrir a veces después de muchos años del tratamiento inicial aparentemente exitoso. Éstas visitas de seguimiento incluyen una historia y examen físico cuidadosos, con especial atención al área del cuello, al igual que exámenes de sangre para determinar si se necesita algún cambio en la dosis de hormona tiroidea. En particular, se realizarán exámenes de sangre para medir los niveles de T4 y TSH, así como de una proteína de las células tiroideas, la tiroglobulina, que sirve como un marcador de cáncer de tiroides. La dosis de hormona tiroidea se ajustará para reducir la TSH al rango bajo. Si el nivel de tiroglobulina es detectable aún cuando la TSH esté en el rango bajo, significa que posiblemente existen todavía células cancerosas funcionando en el cuerpo. Este hallazgo puede conducir a pruebas adicionales y posiblemente a tratamiento con más yodo radiactivo o cirugía. Desafortunadamente, en algunos pacientes con cáncer de tiroides, la presencia de ciertos anticuerpos en la sangre puede interferir con la medición correcta de la tiroglobulina.

Además de las pruebas sanguíneas de rutina, su médico puede querer repetir la γ-grafía del cuerpo periódicamente para determinar si todavía persisten células tiroideas. Esto se puede hacer después de aumentar su nivel de TSH, bien sea dejando de tomar la hormona tiroidea, lo cual resultará en desarrollo de hipotiroidismo, o administrado inyecciones de TSH humana sintética. En ocasiones puede ser necesaria la realización de estudios ecográficos y/o RM cervical para la valoración de ganglios linfáticos sospechosos, así como la realización de estudios citológicos por punción.

¿Cuál es el pronóstico del cáncer de tiroides?

El pronóstico del cáncer de tiroides es muy bueno. En general, el pronóstico es mejor en pacientes jóvenes que en aquellos de 40 años. Pacientes con cáncer papilar que tienen un tumor primario que está confinado dentro de la propia glándula tiroides tienen un futuro excelente: Sólo 1 de cada 100 pacientes como este habrán muerto de cáncer de tiroides 25 años más tarde. El pronóstico no es tan bueno en pacientes mayores de 40 años con tumores mayores de 4 centímetros de diámetro. Sin embargo, aún aquellos pacientes que no se pueden curar del cáncer de tiroides suelen vivir por mucho tiempo y sentirse bien a pesar del cáncer.