Imprimir esta página

Cirugía del Reflujo Gastroesofágico

Reflujo Gastro-esofágico

 

El término «reflujo gastro-esofágico» (RGE) describe el paso del contenido ácido del estómago hacia el esófago. Entre el esófago y el estómago existe una barrera anatómica, formada fundamentalmente por un músculo circular, que constituye el llamado «esfínter esofágico inferior» (EEI). En condiciones normales el EEI se abre para permitir el paso de los alimentos hacia el estómago y se cierra posteriormente para evitar el paso de las secreciones ácidas que existen en el estómago hacia el esófago. El reflujo gastro-esofágico se produce cuando el EEI tiene un tono muscular disminuido o se abre muchas veces de forma inadecuada.

La hernia de hiato se produce cuando la porción superior del estómago asciende hacia el tórax a través de una pequeña abertura que existe en el diafragma (hiato diafragmático). El diafragma es el músculo que separa el tórax del abdomen. El hiato diafragmático es parte de la barrera anatómica que separa el esófago del estómago. Si se desplaza el estómago hacia el tórax, esta barrera no es efectiva y el contenido gástrico puede pasar con facilidad al esófago. Por lo tanto, la existencia de una hernia de hiato favorece el reflujo gastro-esofágico, aunque no es su única causa.

Existen factores dietéticos o formas de vida que pueden contribuir al reflujo gastro-esofágico. El chocolate, la pimienta o especias, la menta, las grasas, el café y las bebidas alcohólicas favorecen la relajación del EEI y por lo tanto, el reflujo. También el tabaco produce relajación del esfínter. Todas aquellas situaciones que supongan un aumento de la presión intra-abdominal (obesidad, embarazo, determinados tipos de ejercicio físico) favorecen también el RGE.

 

Recomendaciones

Las recomendaciones al paciente con reflujo son:

   Evitar las comidas abundantes. Son preferibles comidas de menor cuantía y más frecuentes.

   Evitar determinados alimentos como las grasas, las comidas muy condimentadas, el chocolate, las bebidas gaseosas, el café, el té, etc.

   Masticar la comida detenida y adecuadamente.

   Evitar acostarse hasta 2-3 horas después de las comidas.

   Perder peso si éste es excesivo o evitar el sobrepeso.

   Realizar ejercicio físico de forma regular.

   Reducir el consumo de alcohol.

   Evitar el tabaco.

   Elevar la cabecera de la cama 15 cm.

   No usar ropa, cinturones ni fajas demasiado ajustadas

   Evitar fármacos que no sean los estrictamente necesarios e indicados por el médico y seguir correctamente las instrucciones de éste.

 

Síntomas

El ardor o quemazón («pirosis» en términos médicos) que asciende desde el estómago hacia la garganta, es el principal síntoma del RGE. Es posible que se asocie al paso de alimentos ácidos o amargos desde el estómago a la boca. Generalmente empeora tras las comidas, especialmente con los alimentos que favorecen la relajación del esfínter o con excesos dietéticos. En muchos casos también empeora durante el descanso nocturno o cuando se flexiona el tronco. En algunos casos los síntomas predominantes son respiratorios: afonía o carraspera ( por irritación de la laringe por el ácido refluido ) o incluso asma o dificultad respiratoria ( por aspiración del ácido a la vía respiratoria ).

Existen diversas complicaciones derivadas del RGE, aunque éstas no ocurren en la mayoría de los casos. Dependen de la severidad del reflujo en cada sujeto, y la más frecuente es la esofagitis, Es la inflamación de la mucosa del esófago que está expuesta al ácido. Existen distintos grados. Las esofagitis graves pueden: ulcerarse y sangrar; cicatrizar de forma irregular, reduciendo el diámetro de la luz esofágica y dificultando el paso de los alimentos. En algunos casos se puede producir un cambio de la mucosa normal esofágica, que es sustituida por una mucosa más parecida a la del estómago o a la del intestino delgado, más resistente al ácido. Esta situación se conoce como «esófago de Barrett» y su principal importancia radica en que se considera un factor de riesgo para desarrollar cáncer.

 

Diagnóstico

Ante una pirosis importante, persistente o de larga evolución, el médico podrá indicar determinadas pruebas diagnósticas para conocer la existencia del RGE y sus posibles complicaciones:

   Radiografías: se administra un líquido oralmente, que es opaco y se puede ver por rayos X, y se estudia el paso de esófago a estómago y la existencia o no de reflujo hacia el esófago.

   Gastroscopia: se introduce un tubo con una cámara de vídeo en la punta a través de la boca para llegar al estómago. Permite ver directamente las paredes del esófago y del estómago, con lo que permite saber si se ha producido inflamación esofágica (esofagitis) y su severidad; también permite tomar muestras para biopsia en el caso de encontrar lesiones y descartar otras enfermedades que pueden simular RGE.

   Métodos específicos: utilizados para casos especiales, dudosos, de difícil diagnóstico o que requieren un control estricto del RGE. Incluyen:

          - pH metría de 24 horas: consiste en introducir una sonda por la nariz con un sistema en la punta que detecta el pH que existe en el esófago y/o en el estómago. Permite saber cuándo se producen los episodios de reflujo, cuánto tiempo duran, si se relacionan o no con los síntomas, etc.

          - Manometría esofágica: mediante una sonda se estudia cómo se mueve    el esófago cuando el paciente traga líquidos.

 

Tratamiento

Debe realizarse tratamiento quirúrgico cuando aparecen las complicaciones arriba descritas a pesar de haber efectuado un correcto tratamiento dietético, postural y médico. La cirugía se realiza por laparoscopia, y consiste en cerrar los pilares del hiato diafragmático, dejar el esfínter o cardias en situación intraabdominal y realizar una funduplicatura (mecanismo antirreflujo consistente en realizar una especie de bufanda con el estómago alrededor del esófago). El tiempo de estancia hospitalaria habitual es de 48h. Por lo general no hace falta tomar medicación antirreflujo después de la intervención.

 

¿Donde se va a realizar la intervención?

Esta intervención será realizada en un hospital dotado de los recursos tecnológicos y humanos necesarios para que todo el proceso asistencial que usted reciba sea con las máximas garantías de seguridad.

 

Consejos postoperatorios

La mayoría de los pacientes tienen dificultad pasajera para deglutir tras la cirugía, especialmente alimentos sólidos, pero casi todos ellos pueden tragar normalmente e ingerir una dieta sin restricciones antes de pasadas seis semanas de la cirugía. Una sensación de plenitud (saciedad) es otro de los síntomas comunes, pero también transitorio. El síndrome de hinchazón estomacal, una sensación de tener que eructar, pero sin poder hacerlo, puede ocurrir después de la funduplicatura. Por tanto, es aconsejable tomar una dieta líquida y turmix ( purés ) durante los primeros 15 días, evitando el primer mes las grasas, pastas y arroces. Se recomiendan 5 ó 6 comidas poco copiosas al día.

Estado de la Piel: Cuidados de la herida quirúrgica

Puede retirarse el apósito a las 24-48 horas de la intervención. A partir de ese momento no es necesario cubrir la herida, y es imprescindible la higiene con agua y jabón. Observe la zona de la herida quirúrgica (con o sin apósito), y compruebe que esté limpia y seca. La herida puede estar levemente enrojecida, con pequeñas zonas amoratadas (hematomas) o inflamada. Esto puede ser normal, no debe preocuparse. En caso de llevar puntos, se le indicará cuándo y dónde deben ser retirados. Siga las recomendaciones de su enfermera o su médico.

Actividad física y ejercicio:

Desde el primer día es aconsejable caminar. Empiece por pequeños paseos en su casa y continúe con paseos en la calle, aumentando la duración y la distancia según su estado de salud y su forma física. Es conveniente caminar erguido, esto relaja la musculatura abdominal y disminuyen las molestias locales. Cuando se agache, hágalo flexionando las rodillas. Puede empezar a conducir cuando crea que se encuentra bien. Empiece por trayectos cortos a horas de poco tráfico, y siga progresando según las molestias. Si hace deporte de forma regular, puede empezar cuando crea que se encuentra bien. Es aconsejable esperar hasta unos 20 días tras la intervención.

 

Póngase en contacto con nosotros cuando:

   Temperatura superior a 38º C.

   Dolor que no remite con tratamiento médico (tanto reposo como medicación).

   Enrojecimiento, hinchazón y/o apósito manchado de líquido sanguinolento o sangre.

   Otras complicaciones.

   Acudirá al centro donde ha sido intervenido.

Todas estas recomendaciones harán más confortable y segura su recuperación y en un corto plazo de tiempo su total integración a la vida diaria.

 

Hernia de Hiato

Se produce por el ascenso del estómago a través del diafragma.

 

¿Qué síntomas puedo tener?

Habitualmente la hernia de hiato no produce síntomas. En algunos casos, la hernia de hiato favorece el reflujo del contenido del estómago al esófago, es decir, produce reflujo gastroesofágico:

   Ardor y quemazón retroesternal.

   Sensación de acidez en la garganta.

   Dolor epigástrico o torácico.

   Molestias en la deglución.

   Tos inexplicable.

 

¿Qué pruebas debo realizar?

Normalmente, la hernia de hiato es un hallazgo al realizar una radiografía de tórax por otro motivo.

 

¿Qué tratamiento tiene la hernia de hiato?

Sólo precisará tratamiento si tiene síntomas. En general, la respuesta a tratamiento médico es favorable, y sólo será candidato a cirugía si persisten los síntomas a pesar de realizar el tratamiento correctamente. La técnica quirúrgica pretende reparar el orificio del diafragma por el que se hernia el estómago y el abordaje puede ser laparoscópico.

 

Esófago de Barrett

Es la consecuencia del daño provocado por el reflujo gastroesofágico en la cara interna del esófago. El esófago de las personas que sufren reflujo gastroesofágico está expuesto a elevadas cantidades de ácido para lo que no está preparado.

Factores de riesgo: la edad superior a 55 años, el sexo masculino y el tabaco aumentan el riesgo de padecer esofágo de Barrett.

 

¿Qué síntomas puedo tener?

El esófago de Barrett no produce síntomas y , habitualmente, se diagnostica en el contexto de la enfermedad por reflujo gastroesofágico.

 

¿Qué pruebas me debo realizar?

Endoscopia digestiva alta: Esta prueba permite ver el interior del esofágo gracias a una cámara. Si el médico observa alguna lesión patológica procederá a la toma de muestras para biopsia.

 

¿Qué tratamiento solucionará el problema?

El objetivo del tratamiento es controlar el reflujo gastroesofágico.

Las recomendaciones al paciente con reflujo son:

   Evitar las comidas abundantes. Son preferibles comidas de menor cuantía y más frecuentes.

   Evitar determinados alimentos como las grasas, las comidas muy condimentadas, el chocolate, las bebidas gaseosas, el café, el té, etc.

   Masticar la comida detenida y adecuadamente.

   Evitar acostarse hasta 2-3 horas después de las comidas.

   Perder peso si éste es excesivo o evitar el sobrepeso.

   Realizar ejercicio físico de forma regular.

   Reducir el consumo de alcohol.

   Evitar el tabaco.

   Elevar la cabecera de la cama 15 cm.

   No usar ropa, cinturones ni fajas demasiado ajustadas

   Evitar fármacos que no sean los estrictamente necesarios e indicados por el médico y seguir correctamente las instrucciones de éste.

Los pacientes que tienen síntomas severos se pueden beneficiar de la cirugía, sobre todo para prevenir la progresión a enfermedad tumoral.

Debe realizarse tratamiento quirúrgico cuando aparecen las complicaciones arriba descritas a pesar de haber efectuado un correcto tratamiento dietético, postural y médico. La cirugía se realiza por laparoscopia, y consiste en cerrar los pilares del hiato diafragmático, dejar el esfínter o cardias en situación intraabdominal y realizar una funduplicatura (mecanismo antirreflujo consistente en realizar una especie de bufanda con el estómago alrededor del esófago). El tiempo de estancia hospitalaria habitual es de 48h. Por lo general no hace falta tomar medicación antirreflujo después de la intervención.

 

¿Dónde se va a realizar la intervención?

Esta intervención será realizada en un hospital dotado de los recursos tecnológicos y humanos necesarios para que todo el proceso asistencial que usted reciba sea con las máximas garantías de seguridad.

 

Consejos postoperatorios

La mayoría de los pacientes tienen dificultad pasajera para deglutir tras la cirugía, especialmente alimentos sólidos, pero casi todos ellos pueden tragar normalmente e ingerir una dieta sin restricciones antes de pasadas seis semanas de la cirugía. Una sensación de plenitud (saciedad) es otro de los síntomas comunes, pero también transitorio. El síndrome de hinchazón estomacal, una sensación de tener que eructar, pero sin poder hacerlo, puede ocurrir después de la funduplicatura. Por tanto, es aconsejable tomar una dieta líquida y túrmix ( purés ) durante los primeros 15 días, evitando el primer mes las grasas, pastas y arroces. Se recomiendan 5 ó 6 comidas poco copiosas al día.

Estado de la Piel: Cuidados de la herida quirúrgica

Puede retirarse el apósito a las 24-48 horas de la intervención. A partir de ese momento no es necesario cubrir la herida, y es imprescindible la higiene con agua y jabón. Observe la zona de la herida quirúrgica (con o sin apósito), y compruebe que esté limpia y seca. La herida puede estar levemente enrojecida, con pequeñas zonas amoratadas (hematomas) o inflamada. Esto puede ser normal, no debe preocuparse. En caso de llevar puntos, se le indicará cuando y dónde deben ser retirados. Siga las recomendaciones de su enfermera o su médico.

Actividad física y ejercicio:

Desde el primer día es aconsejable caminar. Empiece por pequeños paseos en su casa y continúe con paseos en la calle, aumentando la duración y la distancia según su estado de salud y su forma física. Es conveniente caminar erguido, esto relaja la musculatura abdominal y disminuyen las molestias locales. Cuando se agache, hágalo flexionando las rodillas. Puede empezar a conducir cuando crea que se encuentra bien. Empiece por trayectos cortos a horas de poco tráfico, y siga progresando según las molestias. Si hace deporte de forma regular, puede empezar cuando crea que se encuentra bien. Es aconsejable esperar hasta unos 20 días tras la intervención.

 

Póngase en contacto con nosotros cuando:

   Temperatura superior a 38º C.

   Dolor que no remite con tratamiento médico (tanto reposo como medicación).

   Enrojecimiento, hinchazón y/o apósito manchado de líquido sanguinolento o sangre.

   Otras complicaciones.

   Acudirá al centro donde ha sido intervenido.

   Todas estas recomendaciones harán más confortable y segura su recuperación y en un corto plazo de tiempo su total integración a la vida diaria.

 

Acalasia

La acalasia es un trastorno de la parte inferior del esófago, donde se localiza el esfínter esofágico inferior, un músculo que se relaja para permitir el paso de los alimentos ingeridos al estómago y , a su vez, impide que el contenido del estómago refluya hacia el esófago.

 

¿Qué síntomas puedo tener?

El síntoma más frecuente es la dificultad para deglutir los alimentos y las bebidas. En ocasiones también pueden estar presentes el dolor torácico, los vómitos, la pérdida de peso y la sensación de tener un nudo en la garganta.

 

¿Qué pruebas me debo realizar?

Radiografía de tórax.

Estudio baritado: usted deberá ingerir un contraste baritado y se realizarán radiografías mientras lo ingiere para valorar la existencia de trastorno motor esofágico.

Manometría: mediante esta prueba se tomará medida de la presión del esfínter esofágico inferior y es el test considerado gold standard en el diagnóstico de la acalasia.

Endoscopia digestiva alta.

 

¿Cual es el tratamiento?

El tratamiento no puede curar la acalasia, pero sí puede mejorar los síntomas del paciente.

Existen fármacos que relajan la presión del esfínter inferior del esófago y que se deben tomar antes de las comidas, para facilitar la deglución.

También se pueden inyectar determinadas sustancias directamente en el esfínter esofágico inferior mediante una endoscopia digestiva alta.

Si la respuesta no es favorable, la cirugía conseguirá mejorar la sintomatología. La técnica quirúrgica consiste en seccionar parte del esfínter y que se puede realizar mediante abordaje laparoscópico.